El reaccionario documento se titula "Cantables cuyas letras se consideran no aptas para ser difundidas por los servicios de radiofusión", y dentro del mismo figuran diversos artistas.
En el plano internacional pueden encontrarse clásicos como Another Brick in The Wall de Pink Floyd, Light My Fire de The Doors, y Cocaine de Eric Clapton, entre otros.
Por el lado nacional, algunos ejemplos son Viernes 3 AM de Serú Girán, Me gusta ese tajo de Pescado Rabioso, y Canción de amor para Francisca de León Gieco.
Pero no sólo el Rock fue víctima de la mano dura: cantantes populares como Palito Ortega y Cacho Castaña también han observado cómo sus obras musicales caían sometidas bajo la privación de libertad. Igualmente, no dejan de ser curiosos ambos casos, tratándose de personajes tan cercanos a la ideología política derechista.
Ampliando esta nómina absurda, intérpretes como Joan Manuel Serrat, José Luis Perales, y hasta Camilo Sesto, tampoco fueron perdonados por la censura castrense.
Lamentablemente para los siniestros señores que condujeron a nuestro país (al abismo) desde 1976 a 1983, la absoluta ignorancia de sus mentes les jugó una mala pasada. Es decir, algunos detalles se les escaparon. No eran tipos tan despiertos que digamos, al menos en el siguiente sentido:
si el mensaje de la canción contenía un lenguaje directo, marche preso. Sin embargo, ante la mínima sutileza, se quedaban afuera del hit que repetían algunos jóvenes desacatados.
Veamos: ellos prohibieron a un explícito Spinetta que decía "me gusta este tajo que ayer conocí / ella me calienta, la quiero invitar a dormir" pero no al que cantaba con voz angustiada "se van invierno, vuelven en verano / las golondrinas de Plaza de Mayo / y si las observas, comprenderás que sólo vuelan en libertad".
Y claro, esta última metáfora difícilmente podría ser captada por nefastas cabezas de gorras concentradas en destruir.
Vayamos a Charly. La letra suicida de Viernes 3 AM era más peligrosa que Canción de Alicia en el País según la opinión de los milicos. Una lástima que esas acotadas neuronas que decidían sobre la vida y muerte de las personas se hayan perdido esta dedicatoria: "el trabalenguas trabalenguas / el asesino te asesina / y es mucho para tí / se acabó ese juego que te hacía feliz".
Es un hecho que García siempre se burló del autoritarismo en la cara de los fachistas, y éstos jamás se dieron cuenta.
Más de 25 años después nos enteramos de aquello que le molestaba escuchar a los carceleros de la humanidad.
Las 200 canciones vedadas siguen existiendo. En cambio,
los dinosaurios van a desaparecer.
3 comentarios:
q vuelva charly!
q ignorantes...joko ono pusieron
Que ironia, hace 25 años los musicos se reian de los cabeza de termo de los milicos reinantes, hoy los musicos son los huecos y apoyan gobeirnos nefastos aunque civiles, que se rien de todos nosotros.
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