domingo, 31 de enero de 2010

Pobre Duende

No, no tengo ninguna anécdota en Cemento. Este triste final lo veo desde afuera. Sí, a mí también me duele que este mítico lugar deje de existir, pese a no haber sido parte de su sagrada leyenda.

Infinidad de historias de vida que giraron en torno al local instalado en EE UU 1234 fueron sepultadas junto al ya desaparecido recinto. Siendo más románticos y menos trágicos, podría decirse que cada segundo respirado tanto allí como a sus alrededores, quedará por siempre grabado en la memoria de los sobrevivientes. Sin embargo, el gusto actual a escombros sabe amargo.

Una mañana cualquiera por mis días pseudo bohemios, bajé del Roca en Constitución para andar a pie. Adoptado por las calles marginales, me ví sobre la vereda que ilustra este post. Seguí de largo, y cuando caí en dónde estaba al ojear la dirección, di media vuelta y me quedé mirando unos cuántos minutos la fachada. Era Cemento, ese sitio único que jamás había visitado. Aquella vez ya estaba cerrado, completamente huérfano de todo sentimiento festivo.

Días después, un tachero cuarentón que me devolvió a casa luego de algún recital, empezó a contarme sus noches en el templo de Chabán. Allí repitió el testimonio de los testigos de siempre:
exagerado calor en verano y demasiado frío en invierno, baños inundados, jornadas maratónicas de Rock, entradas a módicos precios, negociación del costo de la cerveza en la barra, etc.

Si bien suena rara la nostalgia cuando en verdad estamos hablando de un reducto que juntaba más cualidades negativas que positivas, se logra comprender la magnitud del vacío después de llenar el alma a base de una filosofía prácticamente irreproducible en otro ambiente.

A qué se debe este lastimoso desenlace de un espacio que albergó incalculables horas de arte y cultura, ya lo sabemos. Está bien putear a Macri por facho, ignorante o por lo que sea. Pero no se olviden de aquellos agitadores que se marcharon sin decir nada. Una ayudita: tocan hoy en Mar del Plata y son más cínicos que la mierda.

6 comentarios:

Angel dijo...

en ese 2004 (ò 2003) fui a ver a Shaila a estados unidos 1234, habran metido unas 500 personas, comodìsimos, se los veia joya, la entrada me salio uno ò dos pesos, fue un jueves.
En un momento alguien enciende una bengalita, de las qque se venden en las fiestas de fin de año, el publico abrio paso para q pase el de la bengalita, medio en joda claro. El cantante dijo ' en los shows de shaila se prenden bengalitas no bengalas' todos festejamos el 'chascarrillo' y la gastada a las bandas bengaleras.

No son santos, ni nostradamus el publico q sigue a esta banda, tambien tienen costumbres pelotudas en los shows, que tdvia no se cobro 194 victimas, como el pego demasiado violento o vender milanesas de soja (?)

un abrazo a Cemento. QEPD

Anónimo dijo...

lindo lugar, fui a ver a callejeros... intoxicados .... etc...

no te metas a opinar sobre cromañon, es un tema muy delicado para andar tirando fruta en la web......


soy sobreviviente por eso me tomo el atrevimiento.

mis felicitaciones.

Omar Chabon dijo...

Cemento no se muriooooo
Cemento no se muriooooo
que se muera callejones
la puta madre que los pariooooo

Anónimo dijo...

Yo sí tengo recuerdos de Cemento. Actué y bailé allí cuando era pendex.

Pero tambien me tocó estar en la morguera judicial aquel fin de año,17 años despues, así que su cierre no me produce nada. Siento que debe cerrar, como se cerraron los 80s y como no se cerró un estrago doloso (estrago doloso?).
Un beso, Fede.

Anónimo: si me permitís, creo que es bueno que Fede y todos puedan opinar siempre que sea desde la buena leche.
Si hay buena fe, cualquier percepción de las cosas puede cambiar con una charla.
Si no hay buena fe, o hay intereses creados, ahí sí, creo que es obligación llamarse a silencio.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Fede, quiza te guste buscar entre mis posteos más viejos de esta etapa del blog una entrada que se llama "Que 200 chicos no es nada".
Ahí volqué ni más ni menos que mi percepción, quizá equivocada, del tema.

Besito.

mujerdeole dijo...

Todos tenemos alguna anécdota con Cemento y pudo haber sido un lugar al que en algún momento pertenecí. Fui a ver muchos recitales ahí, sobre todo cuando seguía a Divididos. Pero creo que todo cambió de lugar a partir de lo de Cromagnón. Ni Chabán, ni Callejeros, ni el señor Ibarra pueden formar parte de mis cosas queridas. Y casi que Cemento tampoco.

Un beso, muy bueno tu Blog.