Coincidió el tema de LPDA con aquellas vacaciones en Gesell. Coincidieron esas turras mendocinas con la fumata playera.
Por esta zona, otro es el color del paisaje, otra es la mala compañía. Boulevard Buenos Aires semidesierta, contiene a un grupo de rumbos difíciles de encaminar. Patean botellas vacías, hacen música con un falso cajón peruano, le ruegan al mundo que no los dejen fuera de él, y ese tipo de cosas.
Gracias a quién sabe, cada uno de ellos tiene a alguien al lado para ser escuchado. Y eso vale, chabón. Son historias mínimas que no van a la alcantarilla porque no merecen morir ahí, solas y abandonadas. Si la noche es tan larga, ganemos tiempo prestándonos atención.
Está bueno tener junto al sonido de tus pasos a un charlatán querible, capaz de entorpecerte el bocho a base de teorías o relatos ficticios, paridos por una mente psicodélica, y a su vez, muy sensible. Eso sí, cuando se pueda meter bocadillo, habrá que saber retrucar. Y si no estás a la altura, callate. Fumá. Justamente eso une este encuentro.
Los que se consideran artesanos levantan la mano e inician la ronda, mientras, el resto se refriega las manos. Todo lo que dije antes, olvídenlo por un rato. Se viene la magia. Menos charla, más acción.
Guarda que el tuquero hoy está inspirado. Ahora te quiero ver (y oír).
lunes, 10 de mayo de 2010
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